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¿Quienes eran los 

NEWSIES?

Usualmente, solían ser niños y adolescentes huérfanos y pobres, quienes fueron los principales distribuidores de periódicos desde finales del siglo XIX  hasta mediados del siglo XX. Su labor consistía en pagar los paquetes de periódicos a los editores para venderlos independientemente. La ganancia aproximada que recibían era de 35 centavos, vendiendo cada periódico a un centavo; y el precio que pagaban por cada paquete de 100 periódicos rondaba los 50 centavos. 

¡EXTRA! ¡EXTRA!

Al igual que todas las mañanas me encontraba lavando mis manos con el agua que salía de un grifo que hay al lado derecho del puente en donde descanso, estoy con tres compañeros más. Ellos hacen lo mismo que yo, unos con más rapidez que otros, todo depende de cómo nos fue en el día anterior con las ventas. Tom no tiene buena cara. Los periódicos con los que se arropó la noche anterior son la razón de su expresión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todos sabemos que si no vendemos todos nuestros periódicos no vamos a tener ganancia alguna, y que mucho menos vamos a poder comer bien o cumplir nuestros gustos naturales. Yo me empiezo a alistar con más entusiasmo, solo puedo pensar en los biscochos que vende la señora Gloría, esa es una motivación que no pongo en duda, ellos son los que me hacen correr y gritar con forme pasa el día en las calle de New York.

Me coloco mi pantalón de lana tono verde oscuro, amarró mis botas roídas fuertemente a mis piernas, las necesito firmes para poder correr, y luego de colocarme mi camisa blanca que luego de los meses bajo el sol ha tomado un tomo amarillento y percudido aferro mis tirantes cafés al pantalón. Por último me coloco mi gorra de tweed sobre mi abundante cabellera castaña. Esta es una rutina que repito todas las mañanas desde que llegue como inmigrante a esta ciudad, no estoy muy agusto, pero no tengo otra opción, de no ser por el trabajo que me espera no podrida llenar mi estómago con algo que me algo que me gusta. Me atendría a algún desperdicio o sobras de restaurante, y la verdad es que ya estoy cansado de eso.

Cuando mis compañeros y yo hemos terminamos de arreglarnos salimos corriendo rápidamente a la parte trasera de la editorial New York World, allí tenemos que pagar por los paquetes de periódicos que luego nos disponemos a vender. Últimamente han subido un poco los precios por las disputas entre Pulitzer y Hearts, ambos distribuidores no han querido bajarle el precio a sus ejemplares y eso nos ha tenido corriendo de lado a lado, gritando anuncios y noticas de una forma más apurada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De lo contrario amanecemos como Tom, con una cara de cansancio y con el recuerdo de nuestro fracaso del día pasado. Ahora nos vemos obligados a vender todos, porque de lo contrario no tenemos para comer o peor aún, para comprar el paquete del día siguiente. Tan pronto llegamos a la editorial me encuentro con un grupo bastante grande ya reunido.

Todos esos chicos, están en la misma situación o de lo contrario muy similar. Desde que ha incrementado “el fenómeno de sobre población”, resultado los “procesos de inmigración”, como se anuncia en los periódicos que reparto, la necesidad de los jóvenes que no tiene otro sustento que este se ha incrementado. Ahora somos treinta mil jóvenes que trabajan en este oficio, somos bastantes muchachos que gritamos las noticias de primera plana por las calles de New York.

Yo logro acercarme a un hombre que me pide mis sentimos y me los cambia por un paquete de periódicos, tan pronto los tengo en mis manos salgo corriendo por las calles de la ciudad, tan pronto veo un lugar despejado de otros vendedores empiezo a gritar. Esa mañana tengo un gran entusiasmo, sé que al ser miércoles Gloria, la reina de los pasteles, tendrá listos sus biscochos de chocolate.

De pensar en ellos no me gasto ni un solo cigarrillo, solo pienso en sus biscochos, pero al ver todos los periódicos que tengo que sostener entre mis manos entro en una carrera conmigo mismo. Veo la primera plana y grito “Extra Extra, Pulitzer no baja la guardia”, con euforia y emoción  grito, la gente que pasa a mi lado se interesa de una forma peculiar, sus caras de asombro me hacen saberlo, yo solo cobro y paso, cobro y paso. Una mujer que grite la semana pasada pasa y me mira de re ojo, como si no fuera alguien a quien respetar; sé que es porque le dije vieja tacaña, pero lo que ella no entiende es que cuando lo hice tenía bastante hambre y que tenía la presión de lograr vender todos esos papeles, cosa para la que ella no me ayudo. Pero eso no importa, ese día me está yendo bastante bien, de seguro voy a poder ir a donde Gloria pronto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo hago, cuando he vendido la mayoría voy al lugar y empiezo a saborear el azúcar con chocolate entre mis  labios, los clientes que me conocen y saben que paso en ese día se acercan sin que yo tenga que anunciar las noticias. Me extienden su mano con dinero y yo lo recibo, les paso lo que han pagado. Cuando ya casi he terminado mi pastel  me pongo de pie ante la escena de un amigo que pasa a toda velocidad. Cuando logro pararlo me dice que es importante que en esa tarde asista a la reunión que han convocado en nuestra sede de encuentro, de solo ver la expresión de alegría y decisión que tiene en su cara se despierta en mí algo similar. Guardo lo que me queda del biscocho en un bolsillo del pantalón y salgo corriendo.

En el camino me chocó con otro vendedor, sé que lo es por su vestimenta, es casi igual a la mía, sus botas y gorra nos hacen ser más familiares y empezamos una carrera algo cómplice, nuestras expresiones nos hacen saber que nos dirigimos al mismo lugar y de una forma explosiva empezamos a correr hombro a hombro para llegar a enterarnos de algo que yo no esperaba. Él me gano, pudo entrar unos segundos antes y pudo escuchar lo mismo que yo. “Ya que Pulitzer y Hearts no van a bajar sus precios vamos a entrar en huelga”. Con esa frase que escuche, todos los chicos que estaban a mi alrededor empezaron a gritar, yo tome lo que quedaba de mi biscocho, lo comí y me preparé para lo que me esperaba en la mañana siguiente.

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